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Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa es, junto con la bulimia, un conjunto de trastornos de la conducta alimentaria y uno de los principales desórdenes alimentarios, también llamados trastornos psicogénicos de la alimentación (TPA). Lo que distingue a la anorexia nerviosa es el rechazo de la comida por parte del enfermo y el miedo obsesivo a engordar, que puede conducirlo a un estado de inanición. Es decir, una situación de gran debilidad ocasionada por una ingesta insuficiente de nutrientes esenciales.​ En casos graves puede desarrollar desnutrición, hambre, amenorrea y extenuación.​
La anorexia nerviosa es un trastorno, y no debe confundirse con el síntoma también llamado anorexia. El término anorexia proviene del griego a-/an- (negación) + órexis («apetito», «hambre»; «deseo»), y se emplea, en general, para describir la inapetencia o falta de apetito; este síntoma puede ocurrir en circunstancias muy diversas, tales como estados febriles, enfermedades generales y digestivas o simplemente en situaciones transitorias de la vida cotidiana. La anorexia por lo tanto es un síntoma que puede aparecer en muchas enfermedades y no una enfermedad en sí misma.
Por el contrario, la anorexia nerviosa no es un síntoma, sino un trastorno específico caracterizado por una pérdida autoinducida de peso, acompañada por una distorsión de la imagen corporal, cuya presencia es indicativa de un estado patológico diferente del individuo, y puede tener consecuencias muy graves para la salud de quien la padece.
Es posible identificar dos subtipos de anorexia nerviosa, en función de si el paciente tiene o no purgado de eliminación que vaya más allá de la basura normal de los alimentos (tales como vómitos autoinducidos, uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas.
La anorexia nerviosa se considera un problema de salud del «mundo industrializado», a pesar de que los primeros casos descritos se remontan a antes de Cristo, durante la época helenística, relacionados con la inanición voluntaria por motivos religiosos.
En la Edad Media , una época en que los valores religiosos estaban muy arraigados, se habló de "el ayuno ascético", en una búsqueda de las virtudes espirituales mediante la mortificación del cuerpo. Las víctimas del trastorno, eran mujeres santas, tales como santa Blesila, santa Catalina de Siena y la beata Ángela de Foligno.
Aunque fue el médico genovés Simone Porta el primero que comenzó a estudiar y describir el cuadro clínico de la anorexia nerviosa. Fue en 1689 que el médico británico Richard Morton publicó el primer informe de dos pacientes que, en ausencia de enfermedad manifiesta, se negaban a comer.
Según Sigmund Freud, la anorexia nerviosa se relaciona con una forma de melancolía en la cual no corresponde a una evolución sexual, o bien que la persona no ha desarrollado su propia identidad sexual realizada.
Los trastornos de alimentación son una emergencia de salud en los países occidentales industrializados. Otro estudio de tipo meta analítico, que ha examinado la evolución histórica del trastorno en el pasado, demostró que en los años noventa, el porcentaje de la población afectada se ha mantenido constante.
De acuerdo con los datos obtenidos el número total de casos en la población fue de alrededor de 0,3 por ciento en el 2003, mientras que el número de nuevos casos en la población durante un período determinado de tiempo es de ocho casos por cada 100 mil personas por año.​ ​
En cuanto a la edad de inicio, está entre los 12 y 25 años, el momento más crítico entre 15 y 19 años. Otros estudios han encontrado picos de incidencia a los 14 y 18 años de edad. Por tanto, el trastorno afecta principalmente a los adolescentes, aunque últimamente se están registrando cada vez más casos en adultos e incluso entre personas ancianas.
En los varones, se manifiesta otro problema relacionado con la imagen del cuerpo, para quienes el ideal no es que aparezca delgado, sino lo más musculoso posible. En este caso, se habla de dismorfia muscular, que ha sido considerada un fenotipo de la anorexia. Aunque los estudios en el pasado han sido pocos, se ha encontrado en los hombres anoréxicos una disminución en el deseo sexual. Al igual que en el pasado el trastorno se consideraba casi exclusivamente femenino, el interés académico sobre la incidencia de la anorexia en el mundo de los hombres solo se ha desarrollado recientemente, y esto asegura que se ha difundido los estereotipos comunes, en el cual anorexia se ve como un «trastorno de la mujer» o de la asociación de su manifestación a condiciones tales como el afeminamiento, la bisexualidad o la homosexualidad. Varios estudios demuestran que el trastorno se produce independientemente de la orientación sexual del sujeto (el 80 por ciento de los varones anoréxicos serían heterosexuales).
Es importante destacar aquí que la anorexia es un síndrome o un trastorno relacionado con el bienestar, como lo demuestra su ausencia en los países más pobres de África, Asia y América Latina, y su aparición en los inmigrantes de países pobres a países con mejor economía. Sigue siendo significativa la influencia del modelo occidental, lo que aumenta la difusión de la anorexia nerviosa en el mundo.
Las causas de la anorexia nerviosa no están del todo claras. Hay algunas razones que predisponen de naturaleza, puede ser de origen biológico, social como psicológico, a los cuales se superponen los factores desencadenantes que conducen al desarrollo del trastorno.​ Existen multitud de teorías que intentan explicar su aparición, y la mayor parte de las mismas inciden en los aspectos psicológicos como los principalmente implicados. Sin embargo, los trastornos alimentarios también podrían tener causas físicas de origen bioquímico, y la disfunción serotoninérgica parece desempeñar algún papel. El hecho de que la anorexia nerviosa tienda a presentarse en determinadas familias sugiere que la susceptibilidad a este trastorno podría ser heredada. Se ha sugerido que la causa de la anorexia nerviosa no debe buscarse en un único factor , sino en una combinación de ciertos rasgos de la personalidad, patrones emocionales y de pensamiento, factores biológicos, familiares y sociales.​
Resumiendo, se puede afirmar que parece existir una predisposición genética, y que son más susceptibles las adolescentes, sobre todo las que presentan ciertas características de la personalidad (personas perfeccionistas, inseguras, estrictas, constantes, autoexigentes). Las circunstancias familiares y socioculturales desempeñan un papel no totalmente aclarado. No puede descartarse la implicación de un factor endocrinológico o bioquímico no totalmente conocido.​
Las hormonas gastrointestinales desempeñan un rol importante en la regulación neuroendocrina de la ingesta de alimentos y en el sentido de la saciedad. La grelina es una hormona que estimula el apetito: si no funciona correctamente puede ser una causa, así como también de la obesidad y de la anorexia nerviosa.​
Estudios recientes muestran la influencia de los neuropéptidos de la tiroides y la disminución de la leptina, una hormona que controla el peso corporal, sobre la incidencia de la anorexia.61​ Por el contrario, otros muestran que la anorexia nerviosa está asociada con la osteoporosis en el 38-50 por ciento de los casos.
En general, todas las personas con enfermedades gastrointestinales presentan un mayor riesgo de desarrollar trastornos alimentarios, principalmente restricciones en la alimentación. La presencia continuada de síntomas digestivos sin un diagnóstico ni un tratamiento efectivos o que los médicos no saben explicar ni manejar, y que el paciente relaciona con la ingesta de alimentos puede hacer que este acabe desarrollando ansiedad y aversión a la comida, lo cual puede provocar la aparición de alteraciones en las conductas alimentarias. En los pacientes que reciben un diagnóstico y que necesitan llevar una dieta para poder aliviar sus síntomas digestivos, pueden darse dos situaciones que a su vez pueden desembocar en la aparición de trastornos alimentarios. Por un lado, determinados pacientes no tienen conciencia de la importancia de seguir estrictamente la dieta y siguen consumiendo por diversos motivos los alimentos que desencadenan sus síntomas, como por ejemplo para perder peso, tal como se ha documentado en algunos pacientes con enfermedad celíaca, con síndrome del intestino irritable o con enfermedad inflamatoria intestinal. Por otro lado, los pacientes que sí están conscientes de la necesidad de seguir correctamente la dieta estricta pueden acabar desarrollando ansiedad como consecuencia de recaídas derivadas de contaminaciones accidentales, y preocupación por la existencia de contaminaciones cruzadas, especialmente en situaciones en las que no pueden supervisar la correcta manipulación y preparación de sus alimentos.
Los factores de riesgo incluyen la pertenencia a ciertos grupos sociales en los que es importante el tema del control de peso (por ejemplo, los bailarina/as, gimnasta/s, ciclista/s y otros deportes profesionales), que viven en un área urbana de un país occidental, donde se enfatiza la delgadez como un valor social positivo, y el hecho de sufrir un trastorno de personalidad. Un papel importante es el desempeñado por los medios de comunicación, mostrando a las mujeres más jóvenes cánones de belleza que no se corresponden con su físico.​ En particular, las adolescentes suelen ser más proclives a caer en anorexia nerviosa, de un modo especial si han sufrido de acoso escolar (bullying).
Se ha afirmado que la mayoría de los pacientes presentan una personalidad previa a la aparición del trastorno, que predispone a ella, caracterizada por tendencia al perfeccionismo, baja autoestima y personalidad obsesiva. Por otra parte, la imagen que una persona tenga de sí misma puede ser un factor de riesgo si esta es negativa. Rosa M. Raich dice en uno de sus libros: «El sentirse gordo es una de las causas más frecuentes que inciden en la aparición de trastornos alimentarios, y en realidad no es necesario que la persona presente un sobrepeso real, tan solo es necesario que piense que lo es y que esto le afecte».​
Los medios de comunicación contribuyen en una considerable medida a este trastorno a juzgar por los cánones que imponen principalmente los concursos de belleza (las consabidas "medidas perfectas —90-60-90—").
Los criterios estándar recomendados por el manual psiquiátrico para un correcto diagnóstico de la anorexia nerviosa son:​
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Una delgadez extrema (no constitucional, sino voluntaria), con rechazo a mantener el peso por encima de un umbral mínimo considerado normal. Anoréxico es un sujeto con peso por debajo del 85 % del esperado según la edad, la estatura y/o el índice de masa corporal (IMC)
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Un fuerte temor a aumentar de peso, incluso en presencia de insuficiencia ponderal evidente;81​
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Una preocupación extrema por el peso y la apariencia física, que incluye tanto una alteración de la experiencia corporal, se le da demasiada importancia al peso a expensas de la autoestima, e incluso la negativa a admitir la gravedad de sus condiciones fisiológicas, el no estar conforme con su cuerpo (el factor de riesgo es más alto).​
El estrés psicológico puede expresarse a través de la ansiedad o la depresión, pero en cualquier caso pone en cuestión las relaciones y modelos culturales.
Se están realizando estudios para entender cuáles son los efectos de estos trastornos en los familiares de los afectados por la anorexia nerviosa.83​
Manifestaciones menores[editar]
Otras manifestaciones son:
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disminución de la densidad mineral ósea ​
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disminución del deseo sexual
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exceso de cortisol o síndrome de Cushing
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deficiencia de zinc​
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disminución de la capacidad de concentración bajo estrés, ​
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hipoglucemia, que resulta de una secreción anormal de la hormona péptido glucagón​
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disminución en el número de leucocitos en la sangre, debido a la disminución de IGF-I.90​
Manifestaciones psiquiátricas
Teniendo en cuenta sus características, se hace imposible cuantificar el porcentaje preciso de los síntomas psiquiátricos que se encuentran en personas que sufren de anorexia nerviosa. Muchos estudios sobre el tema han sido realizados por una lista de los diferentes eventos posibles:
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Depresión.​
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Ansiedad.​
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Manifestaciones dermatológicas
Hay muchos eventos en dermatología en la anorexia nerviosa, que ocasionalmente afectan a las manos de la persona, aunque ninguno de ellos es característico del trastorno. Entre ellos se encuentran:​
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fragilidad ​
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«El signo de Russell», una forma de formación de callo numular en el dorso de la mano, causada por frotamiento repetido con los incisivos superiores durante la introducción de los dedos en la boca, para la inducción del vómito.​
Manifestaciones cardíacas
Basándose en un estudio profundo, utilizando muchos de los resultados obtenidos hasta ese momento, para entender lo que ocurrió se debió a un paro cardíaco que llevó a la muerte a varias personas con anorexia sin poder comprender cuál fue la razón. En el mismo estudio meta-analítico se destacó que las manifestaciones son halladas principalmente a nivel cardiológico son:​
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bradicardia​
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alteración​
Existen otros trastornos de la alimentación conectados:
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Enfermedad celíaca no reconocida ni diagnosticada.​
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